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Publicado el 29/11/2018
Categoría: Salud

La parálisis cerebral consiste en un grupo de trastornos que afectan la capacidad de una persona para moverse, mantener el equilibrio y la postura. Estos trastornos aparecen durante los primeros años de vida (de ahí el término parálisis cerebral infantil) hasta los 3 a 4 años, y generalmente no empeoran con el tiempo.

Un niño con parálisis cerebral tiene dificultad para controlar o coordinar sus músculos, e incluso movimientos simples como comer, escribir o usar tijeras resultan difíciles. Otros problemas que pueden desarrollar los niños con parálisis cerebral incluyen problemas de control de vejiga e intestinos, afecciones respiratorias, trastornos convulsivos, dificultades de aprendizaje o discapacidad mental.

Cada año, casi 1,500 niños preescolares son diagnosticados con parálisis cerebral, siendo la forma espástica el tipo más común del padecimiento.

Existen tres tipos de parálisis cerebral: espástica, atetoide y atáxica. El tipo más común es la parálisis cerebral espástica, la cual consiste en la incapacidad de relajar los músculos, por lo que uno, o un grupo de músculos permanezcan rígidos de manera permanente.

¿Cómo se produce la parálisis cerebral?

La parálisis cerebral ocurre cuando las áreas del cerebro que controlan el movimiento y la postura no se desarrollan correctamente o se lesionan. Frecuentemente, los bebés con parálisis cerebral son más lentos para voltearse, sentarse, gatear, sonreír o caminar.

Las causas de la parálisis cerebral son diversas. Algunos niños nacen con parálisis cerebral, mientras que otros la adquieren después del nacimiento. Aunque por mucho tiempo se pensó que los problemas relacionados con la labor del parto eran responsables de la mayor parte de casos de parálisis cerebral, en años recientes se ha demostrado que los problemas prenatales (como infecciones intrauterinas, malformaciones congénitas y cuadros genéticos) son los que cobran mayor importancia.

Las causas de la parálisis cerebral infantil son variadas, pero las que cobran mayor relevancia son aquéllas que ocurren antes del nacimiento.

Parálisis cerebral espástica

La parálisis cerebral espástica es una condición en la cual hay demasiado tono muscular o los músculos se tornan rígidos. Esto hace que los movimientos sean limitados, especialmente en las piernas, brazos y/o espalda.

Los niños con esta forma de parálisis cerebral mueven las piernas de manera torpe, girando o con un movimiento en forma de tijera de las piernas mientras tratan de caminar. Este tipo de parálisis cerebral es la más común.

¿Cómo se trata la parálisis cerebral?

No existe una cura para la parálisis cerebral, pero el tratamiento puede mejorar las vidas de quienes la padecen. Los tratamientos consisten en una variedad de estrategias para ayudar al niño a lograr el máximo potencial de crecimiento y desarrollo. Así, en cuanto se diagnostica la parálisis cerebral, un niño puede comenzar el tratamiento para los problemas de movimiento, aprendizaje, habla, audición y desarrollo social y emocional a través de terapia física y ocupacional.

Se pueden utilizar medicamentos, cirugía y aparatos ortopédicos para ayudar al niño a lograr la máxima función muscular posible. Los fármacos están destinados a tratar las convulsiones que tienen algunos niños con parálisis cerebral, mientras que otros pueden ayudar a relajar los músculos con parálisis cerebral espástica.

El tratamiento de la parálisis cerebral tiene como objetivo mejorar la situación de la persona a través de terapias, medicamentos, cirugía y aparatos de asistencia.

Algunos niños con parálisis cerebral pueden llegar a requerir cirugía especial para enderezar los brazos o las piernas y hacerlos más flexibles.

La toxina botulínica es una proteína de origen bacteriano que se ha utilizado durante más de 10 años en el área terapéutica. Se ha demostrado a través de numerosos estudios clínicos su eficacia y seguridad en el tratamiento de los espasmos musculares como los que acompañan a la parálisis cerebral. El tratamiento consiste en la inyección de muy pequeñas cantidades de toxina botulínica en los músculos afectados, con lo cual se relajan, facilitando los movimientos de la persona; su efecto puede durar de 4 a 6 meses, por lo que es necesario aplicar inyecciones repetidas.

Gracias a los avances de la medicina, las vidas de las personas con parálisis cerebral son más fáciles y productivas que antes.

 

Bibliografía:

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